En una sociedad tan competitiva como la que vivimos, a nadie le gusta fracasar, creemos que estamos hechos para conseguir el éxito. La gente que se contrata en las empresas es gente con amplia experiencia porque ya ha cometido errores muchas veces y en la nueva empresa aporta la suma de todos los aprendizajes que ha adquirido a lo largo de sus fracasos.
QUEREMOS HUIR DEL FRACASO
En general, queremos huir del fracaso y sus consecuencias, pero en realidad lo lógico sería afrontarlo y aprender de él. Está claro que el fracaso es el miedo laboral por excelencia, hoy en día ser un fracasado es lo peor, está considerado como algo sumamente negativo que la sociedad no tolera, y el mundo empresarial menos.
El fracaso implica en el mejor de los casos una gran desilusión personal por no conseguir aquello deseado pero, incluso, en el peor de los casos puede llevar a una depresión. En todo fracaso laboral hay mucha frustración, nos preocupa cómo va afectar este error a nuestra trayectoria profesional, nos preocupa el qué dirán nuestros jefes y nuestro equipo, nos preocupa cómo se puede deteriorar nuestra imagen profesional, nos preocupa que nos cataloguen de incompetentes y de trabajadores mediocres, nos preocupa perder la confianza laboral de aquellos que consideramos líderes y profesionales exitosos.
Sin embargo, también es cierto que muchas veces este miedo laboral por excelencia, el fracaso, nos lo hacemos nosotros mismos porque, al final, el resto de compañeros, equipo y jefes, lo toleran bien o no le dan tanta importancia como le damos nosotros a nuestros propios errores.
Todo el mundo se equivoca, sobre todo, los que aportan nuevas ideas y asumen grandes retos profesionales, pero la cuestión es encontrar las soluciones pertinentes y seguir avanzando hacia el objetivo final.
EL MIEDO LABORAL AL FRACASO NOS PARALIZA
Este miedo laboral al fracaso nos paraliza, nos impide empezar proyectos nuevos y innovadores debido a que todo lo nuevo implica prueba y error y, muchas personas, no están preparadas mentalmente para asumir estos fallos. Este hecho, hace que nos quedemos permanentemente en nuestra zona de confort, haciendo siempre lo mismo, con un margen de maniobra muy reducido, sin aportaciones nuevas ni nuevas inyecciones de adrenalina profesionales.
Los grandes proyectos profesionales implican grandes riesgos y implican asumir los fracasos que conlleva el camino hacia el éxito.
TENEMOS QUE VENCER EL MIEDO AL FRACASO
El miedo al fracaso laboral nos resta puntos para ser mejores: Cuando aprendemos de cada fracaso, somos más sabios, más inteligentes, más eficaces, más valientes y, en conclusión, más buenos profesionales. La perfección no existe, por lo tanto, todos, queramos o no, vamos a cometer errores, pequeños o grandes, que tienen reconducción o no. Simplemente lo importante es no repetir el mismo error. La próxima vez ha de ser un error diferente, un aprendizaje distinto.
La satisfacción personal y la motivación laboral radica en el camino, en el proceso, en el esfuerzo, en el reto… no en el logro en sí mismo. De hecho, un buen profesional siempre dice “lo hago porque disfruto con lo que estoy haciendo”. Palabras como la vocación, pasión, dedicación y compromiso están incluidas en los equipos que funcionan.
Tenemos que vencer el miedo al fracaso, simplemente implica asumir las derrotas, digerir los fracasos sin traumas, responsabilizarnos de nuestros errores y volverlo a intentarlo desde una nueva realidad. Hay muchos elementos que pueden conducir al fracaso de un proyecto empresarial: pensamientos negativos, falta de entusiasmo, baja tolerancia a la frustración, relaciones personales y profesionales no adecuadas, falta de ideas interesantes, falta de decisión, mala gestión monetaria… entre muchos otros.
Una buena sugerencia, para evitar el miedo laboral al fracaso, dentro de la construcción de un proyecto empresarial seria dividirlo en microobjetivos para poder evaluar cada parte por separado y si hay que fallar, que sea un error concreto, fácil de arreglar y que no implique montar una base errónea desde el principio y hacer fracasar el proyecto en su totalidad. El error si se analiza aporta información muy útil sobre la cual se puede reconstruir un posible nuevo éxito. Al final tener éxito es triunfar y conseguir hacer realidad nuestros sueños, vale la pena luchar por ello.
TE INVITO A QUE FRACASES Y APRENDAS
Así pues te invito a que fracases muchas veces, con un riesgo controlado y con alternativas en las posibles acciones a desarrollar, de esta manera, aprenderás a ser mejor profesional, tendrás muchas tablas empresariales y ganarás confianza contigo mismo porque sabrás que los errores son fuente de aprendizaje y sabiduría.
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