La evolución de la pandemia que vivimos actualmente ha cambiado radicalmente nuestras vidas y la de nuestros hijos. El confinamiento, las cuarentenas y el aislamiento social ha llevado a producir angustia, estrés y síntomas depresivos en la población adulta, afectando significativamente nuestra forma de vida. Los niños han dejado de ir al colegio, de jugar al parque y de visitar a los familiares. El paisaje de mascarillas y distancias en las calles ha provocado preocupación y las manifestaciones de afecto en forma de besos y abrazos ya no son adecuadas. En este artículo nos planteamos cómo están afectando todas estas restricciones a los niños y adolescentes y sus consecuencias a nivel psicológico.
CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS EN PREESCOLARES
En edades preescolares, las situaciones de estrés pueden interferir en el desarrollo psicológico del niño. En esta etapa podemos observar:
- Regresión emocional y conductual, es decir, observar comportamientos más infantiles que habían dejado de estar presentes.
- Miedos. Miedo a infectarse, miedo relacionado con la muerte, miedo a salir de casa, …
- Conductas de apego excesivo. Podemos observar que nuestro hijo demanda mucho más la atención del adulto.
- Repercusión en el lenguaje no verbal. Esto es debido a que la mascarilla nos priva a todos de una parte esencial de la comunicación no verbal y puede tener un gran impacto en los pequeños, los cuales se apoyan en la comunicación por gestos.
CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS EN ESCOLARES
En niños de edad escolar, debemos estar alerta si observamos los siguientes síntomas:
- Angustia, manifestada más frecuentemente como palpitaciones, hiperventilación y diarreas.
- Sentimientos de tristeza y abandono.
- Regresión emocional y conductual. Algunos niños tendrán de nuevo conductas propias de cuando eran más pequeños, queriendo volver a dormir con los padres, mojando la cama por las noches, presentando rabietas y un lenguaje más infantil.
- Pesadillas y terrores nocturnos
- Miedos. Miedo a salir a calle o miedo a que sus padres vuelvan a trabajar.
- Irritabilidad
- Hipersensibilidad emocional
- Apatía y pérdida de interés por actividades, juegos y/o compañeros
- Nerviosismo
- Dificultad para concentrarse
- Problemas de sueño o del apetito
- Síntomas físicos como dolor de cabeza o dolor de barriga.
- Problemas de conducta, desobediencia o apego excesivo, mostrando competencia con los hermanos y peleas por la atención de los padres en casa.
CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS EN ADOLESCENTES
Entre los síntomas presentados en los adolescentes que comprenden las edades entre trece y dieciocho años, suelen ser habituales:
- Somatizaciones, dolor de cabeza, dolor de barriga…
- Problemas de sueño o apetito
- Aislamiento de seres queridos y compañeros
- Dificultad en las relaciones sociales
- Disminución de energía
- Apatía y desinterés por las cosas
- Hábitos poco saludables, como sedentarismo, obsesión por los videojuegos…
- Consumo de alcohol o sustancias para evadirse de su malestar psicológico.
Así pues, la población infanto-juvenil es especialmente vulnerable a esta nueva realidad. Consideramos imprescindible la detección de situaciones de riesgo derivadas de la pandemia y el confinamiento para aplicar estrategias de prevención, atención integral y seguimiento en etapas de crisis o posteriores a estas, que impliquen la información a padres acerca del cuidado y atención adecuada a sus hijos.
LA VIDA ES ACCIÓN, así que como padres debemos entender cómo la pandemia repercute en la salud mental de nuestros hijos y cómo identificar estas señales de alarma para poder buscar soluciones para su bienestar personal.
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